Tolerar el engaño es concordar con el propio infierno. Quién es de Dios no se sujeta a una vida de engaño y mucho menos acepta vivir una vida contraria a lo que dice creer.
No es difícil entender él porque de la debilidad espiritual de muchas personas. En la mayoría de las veces las personas intentan manipular la manera en que ellas quieren creer en Dios y no se sujetan a la manera de él, quieren vivir en unión libre engañándose que esta todo bien ante Dios, quieren vivir sin compromiso verdadero con él. Quieren vivir supuestas vidas nuevas sin dejar las viejas costumbres. Piensan no haber necesidad de congregarse fielmente y fructificar para su Maestro. Para estas personas la obediencia y la disciplina no tienen ningún valor cuando se trata acerca de Dios. Crean un Dios a su conveniencia, “un supuesto dios” que acepta que ellas hagan el papel de “señores de él” y Dios el “siervo de ellas.”
No se esfuerzan para dejar de mentir, no se esfuerzan para dejar las malas palabras, son llenas de excusas, no renuncian a una vida en la práctica del pecado. Piensan que Dios esta de acuerdo con ellas por su misericordia y amor. Quizás usted sea uno de los que se pregunte: ¿Qué no es Dios que me tiene que cambiar?, lo cierto es que Dios no viola nuestro libre albedrío, el poder de decidir abandonar una vida de engaño y convertirse a él. El poder del cambio es responsabilidad de cada ser humano. Vea lo que él dice atreves de su palabra:
“Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, Y que tomar mi pacto en tu boca? Pues tú aborreces la corrección, Y echas a tu espalda mis palabras. Si veías al ladrón, tú corrías con él, Y con los adúlteros era tu parte. Tu boca metías en mal,Y tu lengua componía engaño. Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; Contra el hijo de tu madre ponías infamia. Estas cosas hiciste, y yo he callado;
Pensabas que de cierto sería yo como tú; Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos. Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, No sea que os despedace, y no haya quien os libre.” (Salmo 50:16-22)
Al decir: “Pues tú aborreces la corrección”, “Si veías al ladrón, tu corrías con él”, “Estas cosas hiciste y yo he callado” nos muestra que nosotros somos los que concordamos con ello y nos hace responsables de nuestros actos. Nuestra vida es el resultado de aquello que sembramos sean semillas de obediencia o de rebeldía a su palabra. Por lo tanto, el primer paso para salir de una vida llena de debilidades y fracasos es el de asumir el error que venimos viviendo y rechazarlo al punto de vivir una vida obediente a Dios llena de temor y respecto a él. Así que:
Amigo(a) ¿Cómo esta usted viviendo su vida delante de Dios? Solo usted puede responder a esta pregunta y cambiar esa situación.